lunes, 9 de noviembre de 2015

Cuestionario de lectura sobre "Misericordia"

Cubierta del inolvidable diseñador
Daniel Gil Pila
(Santander, 1930 - Madrid, 2004)
 
MISERICORDIA
DE
BENITO PÉREZ GALDÓS 

1. ¿Qué parroquia mira con una cara hacia los barrios bajos y con la otra al señorío mercantil?
La parroquia de San Sebastián.

2. ¿Qué es lo que no les vale a los ricos con la barriga bien llena y las carnes bien abrigadas?
El rezo.

3. ¿Quién es tan duro como el bronce y ni la muerte le quiere?
El ciego Pulido.

4. ¿A qué capilla se dirigió don Carlos Moreno Trujillo?
A la de Nuestra Señora de la Blanca.

5. ¿Cuántas misas oía siempre don Carlos?
Dos.

6. ¿Cómo hablaba la señora Casiana?
Con cierta arrogancia, como quien tiene o cree tener autoridad.

7. ¿Qué ocurre dondequiera que se reúnen media docena de seres humanos?
Que siempre hay uno que pretende imponer su voluntad a los demás.

8. ¿Qué ley rige para los antiguos y los novatos?
El antiguo siempre es fuerte y el novato, débil.

9. ¿Quién era el pobre cojo y manco?
Eliseo Martínez.

10. ¿Qué es lo único que tienen los pobres de solemnidad?
El día y la noche.

Edición escolar de Jorge A. Mestas del año 2002

11. ¿Cómo se saca más tajada al pedir limosna?
Con dos o tres criaturas a cuestas.

12. ¿Cómo anda todo en el mundo?
Trastornado y al revés.

13. ¿Cómo vienen al mundo los ricos?
De pie.

14. ¿Por qué no querían a Benigna en ninguna parte como cocinera?
Por vieja.

15. ¿Quién tiene un duro?
Cualquiera.

16. ¿Con qué se contentaba Benigna?
Con un duro (con una gota de agua).

17. ¿Qué edad tenía la señora Benigna?
60 años.

18. ¿De qué se privan los curas?
De nada.

19. ¿Cuáles son dos buenas salsas para esta vida?
El hambre y la esperanza.

20. Si lo gorriones no tienen vergüenza, ¿qué es lo que tienen?
Lo que tienen es pico.

Edición crítica de "Cátedra"

21. ¿De quién son las cosas?
Del que las tiene.

22. ¿Cuál era el nombre completo de doña Paca?
Francisquita Juárez de Zapata.

23. ¿Dónde nació doña Paca?
En Ronda.

24. ¿Qué milagro producía Benigna de tan limpia y activa como era?
El de agrandar las horas y los días.

25. ¿Cómo llamaban los niños a Benigna?
Nina.

26. ¿Qué gran verdad hay en esta vida?
Que nos hemos de morir.

27. ¿Quién era muy listo para el mal?
Antoñito, el hijo de doña Paca.

28. ¿Cómo se llamaba la hija de doña Paca?
Obdulia.

29. ¿Por dónde viene la suerte?
Por curvas y vericuetos increíbles.

30. ¿Qué refrán emplea Galdós equivalente a “más vale pájaro en mano que ciento volando”?
"Más vale simple cura por aquí que arzobispo allá".

Edición renovada de "Alianza bolsillo"

31. ¿Qué oficio desempeñaba Lucas, el marido de Obdulia?
Trabajaba en servicios fúnebres.

32. ¿Dónde pasaba las noches don Francisco Ponte cuando era joven?
En el casino.

33. ¿De qué vive la Bernarda?
De los intereses que le paga el banco.

34. ¿Qué significa la expresión “Alejandro en puño”?
Ser tacaño.

35. ¿Qué suele hacer la gente mezquina cuando necesitas socorro?
En vez de ayudarte, tiran de la cuerda para estrangularte más pronto.

36. ¿Cómo no puede haber prosperidad?
Sin administración.

37. ¿Por qué murieron los progenitores de Pedra?
Por comerse un gato que tenía la rabia.

38. ¿Qué significado tiene la expresión “sacar espinas con los codos”?
Estar muy flaco.

39. ¿A qué gran ciudad había viajado Frasquito?
A París.

40. ¿Cuánto dinero gastaba Frasquito Ponte en París?
De cuatro a cinco napoleones diarios.

Adusto ejemplar de la editorial "Hernando"

41. ¿Qué le gustaba a Obdulia mirar embobada?
Un jardín.

42. ¿Qué quería Obdulia que no hubiera en el mundo?
Pobres.

43. ¿Para qué estamos en el mundo según doña Paca?
Para padecer.

44. ¿Qué impresión causaba la policía en los mendigos?
La misma como si fuera la palabra de Dios.

45. ¿Dónde busca sus prosélitos lo desconocido y misterioso?
En el reino de la desesperación.

46. ¿A qué se dedicaba Luquitas después de casarse con Obdulia?
A jugar a las cartas con perdidos y zarrapastrosas.

47. ¿De qué raza y religión era el ciego Almudena?
Era árabe y de religión judía.

48. ¿Cómo vienen el favor y la obligación?
Aparejados.

49. ¿Qué es lo que no hay en este mísero mundo?
Felicidad completa.

50. ¿Y qué no hay para los pobres en la tierra?
Salvación.

Benito Pérez Galdós
(Las Palmas de Gran Canaria, 1843 - Madrid, 1920)
Novelista, dramaturgo y articulista

domingo, 8 de noviembre de 2015

Acerca de la nueva propuesta del PSOE


HASTA QUE TUS DIECIOCHO
AÑOS NOS SEPAREN

El nuevo globo sonda del PSOE, aumentar la escolarización obligatoria hasta los dieciocho años, ha desatado alarma e indignación entre los profesores de Secundaria. Según han manifestado algunos, su aplicación supondría -nada menos- el acta de defunción de la enseñanza pública. No hay para tanto: el muerto que así matamos goza de buena salud.
Primero, unas pinceladas de historia. La LOGSE implantó la ampliación de la escolarización obligatoria hasta los dieciséis años, una medida que ya suscitó controversia. Tenía, sin embargo, una sólida justificación: equiparar la edad en que los alumnos pueden abandonar sus estudios con la de posible ingreso en el mundo laboral. Más que este aumento, muchos profesores cuestionaron la política de «comprensividad»: mantener a estudiantes de perfiles muy distintos en un mismo itinerario educativo. El tiempo les daría la razón: casi de inmediato, disminuyó el nivel de exigencia académica, se multiplicaron los episodios de violencia y sabotaje escolar y se cronificó un altísimo índice de fracaso en los estudios. El PSOE, disimulando su rectificación bajo justificaciones vergonzantes, condescendió a dos medidas paliativas: por una parte, concedió un espacio creciente a la diversificación de los itinerarios (los programas de Diversificación, PGS, PCPI, etc.), caracterizados, más que por su orientación «práctica», por su jibarizado nivel de exigencia; por otra, fomentó las labores de supervisión y control del cuerpo de inspectores: las estadísticas de aprobados fueron sometidas, como nunca, a una fiscalización constante, programada e intensa. 

 
Pese a todo ello, pese a la multiplicación de los «aprobados de despacho» y la facilitación para obtener el título de Secundaria (hasta con tres asignaturas suspensas), éste es el legado de la LOGSE y sus herederas: un 25% de los estudiantes no termina la ESO; un 21% de los jóvenes entre quince y veintinueve años ni estudia ni trabaja; y el 70% de los menores de veinte años está desempleado. El incremento de la edad de escolarización obligatoria que baraja el PSOE rebajaría estos datos embarazosos, pero no solucionaría los problemas de gestión política y económica que revelan. Estos partidos mantienen la irresponsable estrategia de maquillar los males para los que no tienen (o no quieren tener) remedios.


Sin una reestructuración sensata del sistema de enseñanza, esta medida supondría un aumento de la degradación del «clima» en las aulas. Si ya es difícil reconducir en clase a alumnos de dieciséis años que tienen claro que los estudios (o mejor, estos estudios) no son su opción, es fácil imaginar qué ocurrirá con alumnos en(j)aulados hasta los dieciocho. La LOGSE propició un proceso agudo de «guarderización» de los institutos; esta nueva propuesta ahondaría el sabotaje educativo al que deben enfrentarse a diario los docentes y —no se olvide— los alumnos comprometidos con su formación.
Desentendido del principio de racionalidad, el PSOE se acoge de nuevo al pensamiento mágico: vender que la ampliación de la escolaridad obligatoria comportaría, mecánicamente, un enriquecimiento para los estudiantes. Basta acercarse a la realidad de un instituto para constatar la magnitud de la falacia. La solución no es imponer al alumno renuente más de lo mismo durante más tiempo, sino ofrecerle alternativas para que, en libertad, elija conforme a sus capacidades e intereses. Si bien es comprensible la alarma ante esta nueva ocurrencia, no está justificado —a nuestro entender— el ánimo de duelo. La obligatoriedad hasta los dieciocho años no supondría la muerte de la enseñanza pública ilustrada por la sencilla razón de que en España no existe tal cosa. Lo que demuestra la propuesta socialista es que el sistema logseano sigue vivo y corneando.

 
El modelo educativo de los partidos de izquierda (que propende a la socialización ideológica y a la proscripción de la excelencia) y el de los partidos de derecha (que apuesta por la conversión de la enseñanza en cantera empresarial) son radicalmente contrarios a un modelo ilustrado. Este último pone el conocimiento y el pensamiento crítico al servicio de la autonomía del individuo; y procura la igualdad de oportunidades como condición de una democracia meritocrática. El sistema LOGSE/LOMCE, bajo sus diferencias superficiales, consolida la sumisión del individuo al Estado guardería y su inmersión en el modelo tecnocrático. El igualitarismo a la baja, la ideología populista, el localismo, la disolución de las humanidades, el desprecio de la ciencia, el hiperemotivismo y el maquillaje estadístico son estrategias confluyentes para la consolidación en el poder de élites oligárquicas y extractivas. Un modelo educativo y político que es, en buena parte, responsable de fenómenos como la depauperación de las clases medias y la «fuga de cerebros». En este marco hermenéutico, la aparente paradoja se despeja: mantener a los alumnos en la guardería estatal hasta su mayoría de edad es conveniente para que, fuera de ella, sigan siendo eternos niños.

 
La propuesta socialista es un síntoma más de la crisis que atraviesa la enseñanza; síntoma, a su vez, de la crisis que atraviesa nuestro sistema político. Y «crisis», según Martínez Marzoa, «tiene una connotación de clarividencia. En su origen griego, esta palabra quiere decir discernimiento. Las crisis [...] se llaman así porque se supone que permiten filtrar lo que es válido, viable, de lo que no lo es». A lo que Hanna Arendt podría añadir: «Una crisis se convierte en un desastre cuando respondemos a ella con juicios preestablecidos, es decir, con prejuicios. Tal actitud agudiza la crisis, nos impide experimentar la realidad y nos quita la ocasión de reflexionar que esa realidad brinda». Esta crisis puede permitirnos decantar qué hay de plausible y de mendaz en los paradigmas educativos en liza. Para ello, todos necesitaremos discernimiento, imaginación y respeto por la experiencia. La Ilustración, decía Kant, consiste en librarnos de una minoría de edad de la que somos, existencial y políticamente, responsables. Seguimos a la espera de un gobierno ilustrado. Quizá debemos abandonar la espera y empezar, cada uno de nosotros, a ejercer de adultos.
 
(Artículo de opinión escrito por Francisco Sianes Castaño
y publicado en “El Mundo” el viernes 6 de noviembre de 2015)