jueves, 24 de mayo de 2012

El escritor que juega con las paradojas de la vida

Juan José Millás
(Valencia, 1946)

FINGÍ NO ESCUCHAR

En la mesa de al lado, un hombre discutía con una mujer:
-Yo -le dijo- he procurado ser como un padre para mi hija.
-Eso -respondió ella- es como si yo dijera que he procurado ser como una esposa para ti.
-¿Y no lo has logrado?
-He sido una esposa, no como una esposa.
Entonces llegó el camarero y bajaron la voz. Pedí mi gin tonic y me hundí en profundas reflexiones. Lo de profundas reflexiones es un decir, eran más bien superficiales, en el caso de que uno pudiera hundirse en la superficie, que creo que no. Para hundirte físicamente necesitas por lo menos una hondura de dos metros. Para hundirte anímicamente, en cambio, basta con que te hayas levantado con el día torcido. Yo estaba hundido anímicamente porque pensaba que toda la vida era un "como si". Vivimos como si no fuéramos a morir nunca. Comemos como si fuera la última vez. Amamos a nuestros hijos como si fuéramos sus padres, a nuestra esposa como si fuera nuestra esposa y a nuestras novelas como si las hubiésemos escrito nosotros.




El tipo de la mesa de al lado había dicho, queriendo o no, una verdad honda, una verdad oscura, una verdad pegajosa en cuyo unto había quedado atrapado yo como una mosca en una trampa de goma. Mis manos, por fortuna, continuaban libres y con una de ellas, la derecha, me llevaba el gin tonic de vez en cuando a la boca. Me tomaba el gin tonic como si fuera un gin tonic y no una simple porción de ginebra con tónica. Quiero decir que lo ingería como si se tratara de una bebida mítica, como la bebida fabulosa en la que lo hemos convertido.
-Todo en mi vida -decía ahora el hombre de la mesa de al lado- ha sido una representación.
-¿En qué sentido? -preguntó ella.
-En el de que no me creía nada. He vivido como si estuviera vivo.
-¿Y no lo estás?
-Claro que no. Lo malo es que también morí como si muriera.
La conversación comenzó a darme miedo, de modo que hice como que no la estaba escuchando.

(Artículo de opinión escrito por Juan José Millás y publicado
en el periódico "La Provincia" el jueves 24 de mayo de 2012)


Juan José Millás es un animal literario, un escritor
que encarna por sí mismo la literatura en estado puro

sábado, 19 de mayo de 2012

La vergüenza de la última colonia en Europa

Los romanos llamaban monte Calpe al Peñón de Gibraltar

LOS INGLESES, ORGULLOSOS
DE SU PRESENCIA EN GIBRALTAR

Orgullosos de poseerlo gracias a un acto de piratería, de haberlo ocupado a sangre y fuego en nombre del bando perdedor en la Guerra de Sucesión Española. Orgullosos de que se reconociera su presencia allí en un tratado impuesto sobre la entonces débil España. Orgullosos de haber expulsado a sus habitantes, que tuvieron que instalarse en San Roque a la espera de regresar a su tierra. Orgullosos de la economía de Gibraltar basada en empresas financieras en un número varias veces superior al de habitantes. Orgullosos de haber usurpado a España territorios que nunca se les cedieron, obtenidos en valiente y temeraria acción frente a una España que les permitió instalar allí hospitales de campaña con motivo de una epidemia.


El nombre de Gibraltar deriva de "Yamal Tariq" (Montaña de Tariq) por el comandante que dirigió la invasión musulmana en el año 711 d. C.


Orgullosos de haber construido en ese terreno usurpado un aeropuerto, de ocupar por la fuerza unas aguas que nunca se les cedieron, de ampliar el territorio a costa de esas aguas también usurpadas, de tener por tierra una comunicación que expresamente se les niega en el Tratado de Utrecht. Orgullosos de mantener la única colonia europea a costa de un país aliado y amigo. Orgullosos de despreciar las resoluciones de Naciones Unidas que piden una descolonización basada en la integridad territorial de España. Están tan orgullosos de todo ello que, cada vez que su Corona tiene algo que celebrar, nos envían a algún familiar de la Reina para pasarnos su orgullo por las narices.

(Carta al director Bieito Rubido Ramonde escrita por Carlos Sánchez
de Roda que publicó el diario "ABC" el sábado 19 de mayo de 2012)


El Peñón o la Roca era una de las dos columnas de Hércules para los griegos

jueves, 10 de mayo de 2012

En el amor no siempre un clavo saca a otro


CUANDO SE ACABA EL PLACER

Hoy hago el amor con otra persona,
pero el corazón por siempre tuyo es.
Mi cuerpo se da y el alma perdona,
tanta soledad va hacerme enloquecer.
Juraré que es amor,
contaré que es pasión
y diré lo que siento
con todo cariño
y en ti pensaré.
Dejaré el corazón,
será todo emoción.




La verdad es que miento,
que vivo pensando
si te olvidaré.
Cuando al fin acabó
la ilusión que inventé
y se va la pasión,
yo quisiera también
ver el tiempo correr.
Ya no sé quién me amó.
¿Qué habré dicho? No sé,
y es entonces que entiendo
se mide el amor
cuando acaba el placer.




Sigues dentro de mi pecho
y vivo recordando.
Cuando pienso en ti yo siento
que te estoy amando
y cuando llega el deseo
es tu nombre el que llamo.
Puede que no seas tú,
pero es a ti a quien amo.
Juraré que es amor,
contaré que es pasión
y diré lo que siento
con todo cariño
y en ti pensaré.
Dejaré el corazón,
será todo emoción.




La verdad es que miento,
que vivo pensando
si te olvidaré.
Cuando al fin ya acabó
la ilusión que inventé
y se va la pasión,
yo quisiera también
ver el tiempo correr.
Ya no sé quién me amó.
¿Qué habré dicho? No sé,
y es entonces que entiendo
se mide el amor
cuando acaba el placer.

(Bachata interpretada por varios artistas en la primera década del siglo XXI: Héctor Villanueva, Francis Deo y Alexandre Pires, entre otros)


miércoles, 9 de mayo de 2012

Una canción intimista para los que han de sufrir

José Luis Perales
(Castejón, Cuenca, 1945)

Y TÚ TE VAS

Yo te di, te di mi sonrisa,
mis horas de amor,
mis días de sol,
mi cielo de abril.
Te di mi calor, mi flor,
te di mi dolor.
Te di mi verdad, mi yo,
te di lo que fui.

Te ofrecí
la piel de mis manos,
mi tiempo mejor,
mi humilde rincón,
mis noches sin ti.
Mi vida y mi libertad
y un poco de amor.
Lo poco que fui,
mi amor,
lo poco que fui.

 

 
Y tú te vas,
que seas feliz,
te olvidarás
de lo que fui,
y yo en mi ventana
veré la mañana
vestirse de gris.
 
Yo te di la luz de mis ojos,
mis horas de miel,
mi llanto de hiel,
mi respiración,
la luz de mi amanecer,
mi leña y mi hogar,
el canto de mi gorrión
y un poco de pan.
 
(Canción compuesta e interpretada por José Luis Perales
en el álbum "Para vosotros canto" publicado en 1975)

miércoles, 2 de mayo de 2012

Sobre la hipócrita igualdad ante la ley en España


LA INJUSTICIA A MANOS LLENAS

Ese supuesto pacto entre el fiscal e Iñaki Urdangarín para saldar el asunto con algo de dinero y un leve tirón de orejas al yerno del Rey, no me ha cogido por sorpresa. La verdad es que lo esperaba desde el primer momento, porque era evidente que los círculos del poder siempre se las arreglan para que los pudientes conviertan el robo en un regalo.


El señor Urdangarín reconoce su culpa, se ofrece a devolver una parte del dinero robado y los políticos que amparan la solución esperan que el ciudadano medio de este país aplauda con gozosa satisfacción, agradecido por la falsa gentileza del acusado. Si Urdangarín se libra de ir a prisión gracias a que el juez le retribuye de ese modo la devolución del botín, me pregunto yo si al autor de un secuestro se le perdonaría también la cárcel en el caso de que pactase con el fiscal la liberación de su rehén.


¿Y se me perdonaría a mí que hiriese gravemente a otro hombre de un disparo y me ofreciese luego para que en la intervención quirúrgica de urgencia le hiciesen una transfusión de mi sangre? Y por otra parte, ¿con qué dinero saldará Urdangarín su deuda con la sociedad? ¿Con una parte del que se llevó a manos llenas? ¿Con el que consigne a su favor La Zarzuela detrayéndolo de la partida que le asignamos cada año los españoles a la Corona?


¿Podría ocurrir algo tan esperpéntico como que el gesto de Urdangarín nos cueste otra vez dinero? Además, ¿cómo es posible que hayamos convertido la Justicia en un asunto caprichoso que ocurre en un país en el que a los ricos casi se les pide de favor que acepten no ir a la cárcel? Y por último, ¿no será que lo que de verdad inquieta a más de uno es la posibilidad de que Urdangarín se sentase en el banquillo sobre el culo del Rey?

(Artículo de opinión escrito por José Luis Alvite y publicado 
por el periódico "La Razón" el miércoles 2 de mayo de 2012)

José Luis Alvite
(Cambados, 1949)

martes, 1 de mayo de 2012

Alguna vez hemos necesitado saber si existimos



SENTADO A LA VERA
DEL CAMINO

Ya no puedo más quedarme aquí
a esperar que un día, de repente,
regreses junto a mí. ¡Tantos coches
y camiones apurados pasan frente a mí!
A la vera estoy sentado de un camino
que no tiene fin. Mi mirada vaga
en la distancia de un camino triste,
donde la tristeza y la nostalgia
de tu amor aún existe.
Y este sol que quema en mi rostro
lo poco de alegría que me queda,
cuando pienso que tal vez
yo pueda verte un día.
Yo quiero olvidar, pero insisto.
Preciso pensar que yo existo,
yo existo, yo existo.




Y de pronto llueve sin parar
y entonces lloro tanto,
y las gotas de la lluvia sin querer
se confunden con mi llanto.
Busco en todos los lugares tu cariño
y no encuentro nada,
y me quedo por las noches sin dormir
imaginando tu llegada.
Yo quiero olvidar, pero insisto.
Preciso pensar que yo existo,
yo existo, yo existo.




Coches y camiones, luces, gente,
todo, todo, se confunden en mi mente,
y mi sombra me acompaña y ve
que yo estoy muriendo lentamente.
Sólo tú no ves que ya no puedo más
seguir este destino y esperar la vida entera
por tu amor aquí, a la vera del camino.
Yo quiero olvidar, pero insisto.
Preciso pensar que yo existo,
yo existo, yo existo.
 Ya no puedo más quedarme aquí.

(Canción compuesta e interpretada por Roberto Carlos en 1971)


Roberto Carlos Braga
(Cachoeiro de Itapemirim, 1941)